La Frontera, primer largometraje del director colombiano David David, es el claro ejemplo de algo que yo ya había mencionado cuando escribí sobre los cortometrajes exhibidos en el Vancouver Latin American Film Festival: si una cinematografía ha estado creciendo tanto en su narrativa, como en el aspecto de industria, y que no deja de atender sus problemas y raíces, es el cine colombiano.
La película comienza con un plano secuencia estando dentro de una camioneta que parece va por un camino en una zona desértica, para este punto ya se nos pone un poco en contexto con un discurso en fondo negro de la tensa situación en la frontera entre Colombia y Venezuela. Luego, mientras la camioneta sigue su curso, salen tres personas a su paso y les exigen que les den todas sus provisiones con arma en mano, los pasajeros no hacen otra cosa más que obedecer, ya que van de retirada, les disparan y salen corriendo, una vez lejos del peligro, se nos presentan los personajes: Diana, una joven embarazada, Chevrolet, su esposo, y Jorge, su hermano. Ellos sobreviven de la forma que pueden en su aislamiento, tanto el impuesto, como el autoimpuesto al no querer irse a la ciudad; y con la presencia del niño por venir, Chevrolet y Jorge tienen que seguir con el "trabajo", pero luego de que Diana tiene un sueño, y cuando se da cuenta que ellos no regresan, va en su búsqueda, pero las cosas cambian al dar con su paradero. Diana tiene que huir a su guarida para no poner en riesgo ni su vida ni la de su bebé, entonces empieza una lucha de supervivencia, hasta que llegan accidentadamente dos compañeros de paso que la ayudarán a saber y sentir que no se puede vivir toda la vida con anclas, hay que buscar siempre un mejor lugar, esa decisión viene con la apertura de la frontera.
Si bien me parece la película tiene un espacio en el tiempo bien definido, y contexto social e histórico para entenderla y saber lo que en esta se expone, a mi me parece que eso es quedarse en el lado cómodo de lo que esta película nos puede mostrar y expresar. Explico mi comentario.
La película bien podría estarnos narrando la historia de algún grupo originario de latinoamérica que es desplazado y relegado a pequeños espacios en el campo, sin muchos recursos y siendo discriminados por la gente de la ciudad, lo que hace que tener que conseguir tanto alimento como agua sea una odisea, un ejemplo de ello es cuando Diana (Daylin Vega Moreno, la actriz que interpreta al personaje, es sumamente encantadora) trata de obtener algo de agua de un río y un guardia se lo impide, por no ser de ese lugar. En pocas palabras lo que trato de decir es que la película se podría ubicar en cualquier época con un contexto casi idéntico. Incluso este tema, el de los desplazados, se toca también en la película Tarde para morir joven de la directora chilena Dominga Sotomayor, sólo que en esta película es más el retrato de familias de clase media desplazadas de la costosa vida en la ciudad. La película también tiene un subtexto que se puede identificar y gira entorno al problema de inmigración y la discriminación racial.
La película cuenta con valores técnicos y de producción sutiles, lo que supongo viene de un presupuesto modesto, pero muy bien tratados y cuidados. La cámara por momentos es muy dinámica y por momento es calma, se adecua a lo que la película y su historia van retratando, así su lenguaje se modifica en función y en total disposición de la trama, y siempre con tomas muy limpias y cuidadas.
Algo muy valioso de la película es que se hable en Wayuunaiki, la lengua nativa de los tres personajes con los que entramos a la trama, las escenas y pláticas nocturnas entre Diana y Chevrolet son muy bellas, muestran una interacción y un amor entre los personajes que a la que uno no puede ni debe ser indiferente. El tercer personaje en la primera parte, que es Jorge, es un personaje que aporta tensión y conflicto en la vida pasible de Diana y Chevrolet, pero con el que pueden lidiar. El elemento onírico además de estar muy presente, es muy importante en la película, estas secuencias cuentan con un surrealismo que es muy digno de mencionar, y como ya lo comente, muy relevante con todo lo que pasa en la película, y en estos lapsos por supuesto que comulga con la película Pájaros de Verano de Ciro Guerra y Cristina Gallego, y me parece muy valioso que comulguen, y para nada me parece una especie de referencia, o plagio la una de la otra, porque son un reflejo de la cultura misma de esta región del mundo, algo muy propio a la que todos, en ese sitio, deberían de poder mostrar, y nosotros poder disfrutar al ver.
Ya en la segunda parte que aparecen Miguel y Chalis, él, un hombre al que Diana le da auxilio luego de que lo dejan malherido frente a su casa, un lugar en el que por su ubicación se ve azotado por la violencia, y que luego se nos dará información sobre quién podría ser Miguel y lo que hizo antes de llegar a este refugio; y ella, una mujer que trata de cruzar la frontera para antes de navidad para reunirse con su hijo, y que luego de que el taxista trata de abusar de ella, llega a la casa de Diana se queda y la ayuda en su parto. Así como Diana les da refugio, ello le dan una especie de confort, ya no siente más el peso de la soledad, y ya que se dan los últimos suceso de la película, como lo son el parto, la partida de Miguel, sin jamás saber si logra escapar o lo alcanza su destino, Diana logra salir de aquel lugar que jamás quiso salir desde que era niña, por no perder su sentido de pertenencia, por no dejar atrás lo que su padre les había dejado, por no olvidar sus raíces, aún cuando todos sus hermanos se habían ido y la habían abandonado; luego de conocer a esos dos seres guardianes, Diana entiende que luego de perder todo, toca moverse para no morir.
Finalizo comentando que, de toda la selección en esta competencia, habiendo visto cinco películas, y sólo teniendo una pendiente por visionar, encuentro una conexión y un hilo conductor entre todas, expuesta en menor o mayor grado, ya sea muy relevante para la historia, o no tanto; pero encuentro en todas un sentimiento de seguir un ideal y en caso de ser necesario, dejar el lugar en el que están y soltar cosas del pasado para poder comenzar de nuevo, y esto es símbolo y signo de una curaduría bien pensada.
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