Familia de medianoche es un documental mexicano dirigido por el realizador norteamericano Luke Lorentzen, que desde hace poco más de dos años ha estado haciendo mucho ruido por los festivales que se ha paseado (y que estuvo muy cerca de ser nominado al Oscar a Mejor Documental), y no es hasta hace unos días que lo he podido ver por fin luego de la reapertura de los complejos de cine en mi ciudad después de los efectos creados por la pandemia.
El documental no retrata, sino que sigue las jornadas de trabajo de la familia Ochoa, padre, hijos, y una persona que los ayudan en su ambulancia que opera de manera privada para poder brindar servicio en una de las ciudades más grandes del mundo que no cuenta con las unidades públicas suficientes para cubrir la demanda. De ahí que sea tan importante el servicio que ellos brindan a las víctimas; tanto de accidentes, como de los diferentes actos violentos que pueden suceder en cualquier ciudad del país. El documental graba y registra a los personajes, no así a los pacientes, a quienes sólo escuchamos, para alejar al documental de la zona que puede causar el morbo de ciertas escenas con tratamiento diferente cuando se trata de estos casos; pero el documental va mucho más allá y nos muestra como muchas veces los Ochoa son mal remunerados, e incluso muchas veces más, cuestionados.
El documental es sin lugar a dudas uno de los mejores que yo haya visto en los últimos años, y por varias razones que ahora expondré, y que van adjudicadas totalmente a la realización de su director, quién además tiene, hay que mencionarlo, una mirada muy distinta y despegada tanto a nuestra sociedad y nuestra cultura, como al ambiente que filma, pero que aún así logra un retrato dignísimo.
El documental partiendo de lo más elemental en sí mismo, que son sus personajes, los muestra tal y como son, no hay una especie de tratamiento, de conducción, o de manipulación a partir de lo que expone el director ya sea en función de la cámara, lo que registra, o el discurso; acá los vemos a ellos siendo ellos todo el tiempo, en sus rutinas, en sus pláticas sobre sus inquietudes y preocupaciones, en su vida privada en casa, lo difícil y endeble del oficio, como tiembla de un hilo tanto su estabilidad económica como emocional.
Otro de los detalles que resalta en pantalla y que brilla con luz propia es la intensidad y tensión en que retrata el momento de la acción. El efecto de suspenso que surge en cada salida de la ambulancia y las carreras que tiene que sortear para ganar la carrera es impactante. La fuerza en estas escenas (no por nada muchas publicaciones especializadas lo llamaron "una completa sorpresa en el género del thriller") se sustenta por supuesto en el gran montaje que el mismo director realiza, acá se empieza a notar su mano, no en el discurso, sino en el cómo se muestra el discurso en el acompañamiento real.
Otro detalle de ese acompañamiento que realiza, es el hecho seguro, y que por supuesto es leído entre lineas por el espectador, que acá estamos viendo quizá una décima parte de lo que el realizador logró registrar de la familia Ochoa, muchos podrán juzgar lo que logró o quiso mostrar, pero a mí me parece que hay una gran elección de material de lo que seguro fue un más que prolífero rodaje. Muestra a mi parecer las partes más honestas y más crudas en la vida de estos personajes, esa parte que los muestra tan humanos como necesitados, los muestra en lo bueno y en lo malo, ahora explico esto último.
Dudé mucho en si llamar a este análisis: "Familia de medianoche: la delgada linea entre ser héroe y ser un cazarrecompensas", pues el documental nos muestra la dura labor que es prestar los servicios que estas personas brindan, partiendo del marco que, incluso trabajan, se podría decir de alguna manera en la informalidad robando la señal de la radio; tienen que estar al "servicio" de la policía, y muchas veces estos no los dejan trabajar, incluso cuando la vida de personas está en riesgo. Tienen que lidiar con el factor de la poca cultura vial que luego se tiene en las grandes ciudades con mucho tráfico. Cuando hacen traslados de personas que tienen seguridad social y no los pueden atender en sus unidades, ellos los llevan a una clínica privada en la que reciben un porcentaje, esto a los ojos de algunos espectadores podrá verse quizá de manera poco ética (esto se pone aún más en evidencia en un traslado en el que la paciente se les muere, y la plática de la madre de la paciente los pone en evidencia y se niega a pagarles el servicio), a los ojos de otros, se verá la manera en que estas personas tienen que sobrevivir al final de cuentas.
Toda la tensión recae en los miembros de esta familia, en el padre, con su enfermedad, en Fernando, que es quien da la atención y el apoyo a los pacientes; en Juan, que es el conductor de la ambulancia, y en el pequeño Josué, que al final del documental recae de alguna manera la tesis del mismo, algo con lo que lidiaba todo el tiempo por los consejos de su hermano, al final recobra otro significado, quizá sea al final del día el que le de la formalidad al proyecto de vida de la familia, al empezar a estudiar, algo que no tuvieron ni su hermano ni su papá.
Es un documental por demás valioso y valiente que no pone ninguna clase de filtros ni trata de sensibilizar al espectador por ninguna causa, el documental sigue, registra y muestra las cosas como son, al espectador le corresponde observar, y argumentar si así lo desea, su crítica, si cree estar en la postura de hacerlo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario