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lunes, 27 de mayo de 2019
La mirada de Bresson.
Robert Bresson es uno de los grandes directores en la historia del cine, ya no digamos de una época como la posguerra, ya no digamos de un país como tal como lo es Francia, rico y prolifero en la historia de la cinematografía (además de ser el país en que se creó el cine). El cine de Robert Bresson es uno de los pilares fundamentales para ver el cine que hoy día vemos, uno de los mayores exponentes en la historia.
Pero, ¿qué tiene de distintivo su cine? ¿Qué lo hace tan especial? ¿Qué lo hace diferente? Corrijo lo último: ¿Qué hizo Bresson con su cine para que grandes directores como Haneke, Tarkovski, Ozon, Schrader o Godard lo mencionaran como una de sus grandes referencias? Ahora lo expongo.
Bresson es el heredero por tiempo y derecho de los grandes realizadores franceses como Jean Renoir, Jean Cocteau, Jean Vigo, y René Clair. Su cine refleja en primera instancia lo real, deja de lado un poco lo que los franceses había hecho en su mayoría en los años veinte y treinta: historias llenas de fantasía y surrealismo en primera instancia, ya cerca de los años cuarenta se tornó a una condición más realista, cosa que seguiría Bresson con su filmografía.
Pero el realismo en el cine de Bresson es parco, tan natural como las emociones de sus personajes, personajes por lo general jóvenes, confundidos, callados, inexpresivos salvo con la mirada, una mirada tan pura como vibrante; vemos a través de sus ojos todas las emociones humanas, vemos la pena, la alegría, el dolor, la desesperación, como en El Proceso de Juana de Arco (de 1962, película de poco más de una hora que narra el juicio que tuvo Juana de Arco), Pickpocket (de 1959, una peculiar historia de amor sobre, como lo define al final su personaje protagónico Michel) y Un condenado a muerte se ha escapado (de 1956, a mi parecer su obra maestra, que narra cual fue el escape de dos prisioneros del ejercito nazi, y el plan elaborado para realizarlo, fuente de inspiración para innumerables películas del género); pero jamás en un tono de exageración, son tan naturales porque sus personajes son reales, lo explico mejor: sus personajes generalmente no son interpretados por actores profesionales. Si bien muchos de estos después hicieron una carrera dentro de la actuación, Bresson los descubrió desde una esencia limpia, pura, virgen, Bresson vio lo hermoso en sus miradas, la naturalidad que se podría representar, una natural que el actor profesional ya no puede tener. La naturalidad que se requiere para sentir otro factor y denominador común en su cine: la necesidad de libertad, el anhelo por tenerla, y esto quizá se deba a una cuestión más personal del realizador francés.
Robert Bresson estuvo más de un año en un campo de concentración cuando recién se detonó la Segunda Guerra Mundial, una vez que los alemanes ocuparon París. Bresson experimentó de primera mano lo que su generación experimentó no sólo con el aislamiento obligado, sino con la represión intelectual, vio a la juventud de su país ver truncados sus sueños y como los traumas provocados por las guerras los hicieron ser en gran medida seres que estaban en constante búsqueda, algunos encontraron refugio en el arte, otros lo buscaron en el libertinaje, en las drogas, para al final encontrar su salvación en el suicidio. No es coincidencia que su etapa más prolifera fue justo con sus filmes de la posguerra de la década de los cincuenta y sesenta, su etapa en blanco y negro, ya en los setenta si bien sus película a color no son consideradas obras maestras como las anteriores, si vienen a enriquecer su obra como autor. Pero no es la única condición que separa a su filmografía la mencionada, su primera etapa narra historias de jóvenes en escenarios rurales, lo que Bresson conocía hasta ese entonces además fungía perfectamente para aunar más su filosofía de una austeridad necesaria para fijar nuestra vista en lo invisible que que no debía serlo, me explico: el invisible valor de las cosas sin valor. Su segunda etapa comprende historias contadas en la ciudad, en la gran urbe, pero no hay que ser un gran especialista para darse cuenta que las historias en cierta medida son las mismas. En todos sus personajes se siente una especie de aislamiento, de represión, de una u otra manera se sentían aislados del resto, algunos en un sentido más literal, otros en un sentido más figurado. En apariencia la trama de muchas de las historias de sus películas son regidas por un azar falso, y digo falso porque todo lo que se desarrolla en cada una de las películas son consecuencias de las acciones de los personajes, ya sea por voluntad de los principales, o las acciones atroces de secundarios, como lo dicta la historia misma universal. Un ejemplo claro de esto es la maravillosa pero devastadora Mouchette (de 1967, Historia de una niña que vive en un completo estado de marginación, con un final liberador).
Era un hombre que no hablaba mucho sobre su obra, le incomodaba mucho dar entrevistas, por lo general no lo hacía porque estas le quitaban tiempo valioso en el que podía estar escribiendo o filmando. Sus películas se llevaban mucho tiempo, era un hombre que trabajaba con guiones basados generalmente en grandes obras literarias, pero nunca se ataba a este, él mismo solía decir que no sabía lo que haría al día siguiente mientras estaba filmando, lo sabría hasta llegar al lugar.
Características y sellos propios de su filmografía como una importancia de contar parte de la trama de manera epistolar, dictar el camino cada vez que algo está a punto de ocurrir y que cambiará todo sin seguir a nuestro personaje y sus miradas, sino a sus pies, o estos personajes que como ya lo he mencionado, hablan más para ellos mismos que para los demás, que sólo se expresan con la mirada que es igual la representación de una mirada parca, pero pulcra a la hora de juzgar al resto, al normal y la poca atención que pone a las cosas importantes que pasaron y que pasan, las miradas de sus personajes reprimidos, oprimidos y silenciosos, son la mirada misma de Bresson. Otro sello de su cine es lo poco que se hace valer de escenarios naturales, nada artificioso, hace que uno se involucre aún más con la historia, como ya lo mencioné. Pocos diálogos y muchos silencios transmiten mucho, aunado a la poca música de la que hecha mano pero que es de primer corte, lo hace un narrador nato, un autor como muy pocos. Su versatilidad y su buen manejo de dirección y narración hacían que con una escena de segundos nos pusieran en perspectiva de lo que el personaje principal había pasado en un largo lapso de tiempo, no nos da toda la historia lineal, ni nos da la sopa en la boca, no nos da cosas por sentado, esto lo hace muy palpable en Al Azar Baltasar (de 1966, película que lleva como hilo conductor la vida de un burro y sus dueños, y como el destino los marca hasta que este muere). En sus distintivos y firmas de autor en cada una de sus películas se hace más fácil distinguir la esencia pura de su obra, la premisa del cine de Bresson: menos es más. Donde el ser humano no necesita de mucho para poder encontrarse, una búsqueda interminable del ser, de un ideal, una búsqueda que pareciera ser más difícil para los excluidos. La obra de Bresson es el estado ascético y en parte nihilista de la vida, de sus personajes, y de su cine que no pretende hacer que entendamos la vida, sino que simplemente aprendamos a sentir sin necesidad de trucos, exageraciones, excesos.
Entrevistas a Robert Bresson 1:2 from Tierno Galván on Vimeo.
Entrevistas a Robert Bresson 2:2 from Tierno Galván on Vimeo.
domingo, 19 de mayo de 2019
Yo no soy guapo: el baile no discrimina.
Yo No Soy Guapo es un documental mexicano estrenado el año pasado dirigido por la cineasta Joyce García (ópera prima) que narra un poco lo que es la historia y como comenzó el movimiento de los sonideros en la Ciudad de México, más en preciso, en el barrio bravo de "Tepito", pero vámonos por partes, de esta película hay que hablar a detalle.
Para empezar lo primero que habría que destacar es que la película bien se puede dividir en tres partes. La primera es sobre el origen como tal, donde se empezó el movimiento, quién lo empezó, la importancia que tenía el movimiento ya desde la década del 70, importancia aún mayor que las estaciones de radio en la zona y que estas se servían de los sonideros por la buena música que importaban, los precursores, todo esto va siendo narrado principalmente por Lupita "La Cigarra", la que quizá sea hoy día la sonidera más famosa de Tepito, vemos como Joyce la va siguiendo con cámara en mano mientras nos narra épocas, lugares, personas que han hecho del sonidero lo que hoy es. En un plano no tan protagónico, pero igual de importante se va recogiendo el testimonio de Ricardo "El Duende", y su familia, otros de los grandes exponentes del los sonideros. La segunda parte el documental trata de dar a conocer la historia de la precursora del movimiento sonidero, de nombre también Guadalupe, conocida como La Socia, de quien se dice fue la primer mujer sonidero que fue quien apoyó en sus inicios a los que se les podría llamar las leyendas del sonidero, tal es el caso de La Changa, a quien se le menciona mucho en el documental. En esta parte en la que van a la casa donde vivía la señora lupita y entrevistan a su hermana, viudo e hija, se toca también el tema de la discriminación que había hacia ella al no ser reconocida en su momento por las radios y los demás hombres del gremio, aunque su lugar estuviera bien respetado en el barrio como una de las que empezaron el movimiento. La tercera parte gira en torno a dos de las fiestas más importantes de los sonideros: la fiesta del mercado de la merced en septiembre que hacen año con año para rendir tributo a la virgen que tienen como patrona, y la fiesta del barrio de Tepito en octubre, en estas fiestas se solía hacer una gran tocada con sonideros de toda la Ciudad de México, pero es a raíz del 2014 que por disposiciones del gobierno se les prohíbe hacerlo, poniendo en riesgo no sólo la continuidad de ambas fiestas, sino de que el movimiento sonidero siga creciendo, así fomentando de a poco la exhibición de este y haciendo que muchas generaciones se pierdan de lo que es la historia y cultura de su ciudad.
El documental además de lo que en apariencia puede ser, y que si es para bien, como lo es la fiesta del baile, las luces, la alegría, también toca temas muy importantes y no los deja a la ligera; es una dura crítica a todas esas instancias gubernamentales que les quita los espacios a estas formas de expresión artísticas diferentes sólo por el simple hecho que en estas no tienen retribución o ganancias como quizá si las tienen en antros y establecimientos donde se paga por entrar y beber. Se excusan las autoridades (o al menos así se hace ver en el documental) de la difícil situación que se vivía en el 2014 y que estas fiestas podían salirse de control, y en propios testimonios no sólo de lo que nos pudieran decir ambos narradores del documental, sino de lo que vamos viendo en la película, se deja ver que las personas mientras bailan, son felices. Se ve a parejas bailando, a niños bailando, a niños con sus papás bailando, reos bailando, hombres con hombres bailando, gente de la calle bailando, no hay discriminación a la hora del baile, la propia Lupita de alguna manera lo dice: "dale a un joven el baile y va a dejar la droga", la gente que recuerda los bailes de antaño dicen algo similar: "nosotros también éramos "mariguanos", pero nos íbamos a las orillas o a la azotea y dejábamos a la gente bailar, y después nosotros también volvíamos a bailar".
Joyce recoge un documento digno, honesto y humano, donde no se ve jamás un gramo de ser algo maquilado, se le nota el alma genuina a su proyecto, muy vivaz, muy enfocado al detalle, que además es fotografiado por ella misma.
En la primera parte de la película mientras Joyce y La Cigarra van por un tianguis y van a visitar un puesto de discos, uno de los señores que está en el lugar dice a la cámara que hoy día sólo se escuchaba música local de muy mala calidad (y hacen un poco alegoría a mucha de la música del género regional mexicano) y que en los tiempos de apogeo del sonidero, se importaba música de Nueva York, Puerto Rico, Colombia, Cuba, y demás países latinoamericanos.
El documental es un pretexto perfecto para dos cosas: la primera, ver este extraordinario trabajo de 80 minutos (muchos de los que me leen sabrán como alabo las películas que en menos de 90 minutos te pueden mostrar algo que realmente valga la pena ser visto) y conocer el movimiento del sonidero que es pieza fundamental de la identidad de la capital de nuestro país, un movimiento que ha sido reconocido fuera de nuestro continente incluso, que ha sido plataforma incluso para que nuevos talentos y nuevas agrupaciones se conozcan, brillen y tengan fama entre la gente que sólo busca una cosa: amar, disfrutar la vida, bailar. Que el gobierno quiera erradicar este tipo de expresiones culturales es en vano, pues como lo dice El Duende al final de la película: (que dicho sea de paso, el final es extraordinario) "querer acabar con esto, es como querer acabar con el pueblo".
Como comentario final sólo decir que ojalá este tipo de proyectos tuvieran aún más apoyo del que ya tienen por parte del IMCINE y festivales donde se tienen apoyos de postproducción, pues si bien el material se filmó en el 2014 y se tiene que trabajar mucho tiempo para que quede listo, con el apoyo suficiente, se deberían de exhibir como mínimo en 2 años, si bien hay películas, productores y directores que por año estrenan incluso hasta dos películas (claramente con apoyo de las mismas cadenas exhibidoras de cine porque saben que es dinero seguro dando las mismas falacias a la gente por el simple hecho de que no se les da alternativa) este tipo de películas deberían de recibir el mismo apoyo, pero eso sería en un país perfecto, donde a la gente se le deje ocupar sus calles, y no se orille a sus jóvenes a buscar otras alternativas de diversión más dañinas.
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viernes, 17 de mayo de 2019
La Carrière de Suzanne.
La Carrera de Suzanne es el segundo de los capítulos de la serie de películas que comprenden los seis cuentos morales del realizador Eric Rohmer.
En este capítulo, el cual básicamente es un mediometraje (por su duración de menos de 60 minutos) es más profunda la marca que deja la moral en nuestro protagónico, el cual no lleva el nombre de Suzanne.
Nuestro protagónico es Bertrand, joven estudiante de medicina de la Sorbona que vive en una pequeña habitación de un hotel (al más puro estilo de Michel de Pickpocket de Bresson) quien siempre está tratando de estudiar y que carece de dinero, siempre se encuentra con su mejor amigo Guillaume, quien vive solo en la casa de su madre, quien es la que lo mantiene. Guillaume siempre logra sin gran esfuerzo hacer que Bertrand deje sus ocupaciones para que lo acompañe a su casa, o la los clubes, o a donde este se le ocurra. La película empieza básicamente cuando estos dos conocen a Suzanne, una chica que estudia interpretación y que trabaja en una dependencia gubernamental que trata la tuberculosis, de este encuentro se da un amorío entre Guillaume y ella, mientras que Bertrand trata de conquistar a Sophie, pero sin un plan definido o prisa alguna, en vez de preocuparse por sus problemas mira la relación tormentosa de Suzanne y Guillaume, relación que va y viene, pues Guillaume no la trata en serio y siempre termina hiriendo a Suzanne, pero basta que este le pida perdón para que ella vuelva a sus brazos. En una ausencia que tiene Guillaume la relación entre Suzanne y Bertrand se vuelve más sólida, al grado que cuando Bertrand no quería salir por falta de dinero, ella le daba, pero cuando Guillaume se entera de esto le propone a Bertrand sacarle todo el dinero que tiene, aquí es donde empieza el duelo de Bertrand entre ayudar a su mejor amigo (quien es un vividor) y la culpa de hacerle algo tan bajo a la buena chica que sólo buscaba su compañía porque de verdad le quería, aunque de cierto modo la estuviera comprando, al final Bertrand se da cuenta que la única que supo leer todo el panorama fue Suzanne, la que supo entender las reglas del juego y al final ganar la carrera, quien no duda en aprovechar la situación a pesar de lo buena que es, cuando esta después de un bache tanto emocional como económico, luego de dejar su trabajo y quedarse sin amigos ni dinero, de cierta forma vende su felicidad, mientras que los demás se dan cuenta que no tienen lo que en verdad querían, porque se dieron cuenta de lo que en verdad querían demasiado tarde, ahora se tenían que conformar con lo que creían querer y que al final perderán, como lo puede ser una chica, como lo puede ser el dinero.
En esta película Rohmer expone quizá con más fidelidad muchas de las bases que conforman las particularidades de la Nueva Ola Francesa. La película es el reflejo de una generación de jóvenes que buscaban su lugar en el mundo y que apreciaban lo bello de él, y despreciaban (aunque se ayudaban de eso por supuesto) de las viejas tradiciones de los viejos como la de querer en contra del sistema y la corriente todo el tiempo. Todo el tiempo la cámara observa meticulosamente a nuestros personajes, los muestra reales y pueriles (incluso a veces sin ser el foco de atención ante la cámara) aun en sus ratos de ocio y sus desencantos, en sus pensamientos profundos como en los no tan profundos. (Otra similitud que guarda a mi parecer con Pickpocket es como el protagonista se vuelve el narrador).
Muchas veces se menciona la palabra "snob" entre los personajes, lo cual refleja, o pretende reflejar la falta de identidad de estos, el siempre estar en constante cambio, queriendo encajar, fingir lo que no son o no tienen, salvo por las circunstancia o casualidades de la vida, ya sea por no tener valor propio, o por querer la compañía del otro. De los grandes valores sin lugar a dudas es la música de la película, una selección de jazz que bien podría envidiarle cualquier película de Woody Allen, hablando de mujeres que se nos escapan por estar tras de otras.
En menos de una hora Rohmer es capaz de seducirnos y envolvernos en una historia con un discurso que podría envolver generación tras generación de jóvenes buscándose, ya sea en el estudio, en la fiesta, en el amor, en el dinero, en la vida; porque al final de cuentas la juventud no envejece, la juventud siempre está presente aun sigan pasando los años.
El amor después de medio día: el amor después del amor, o lo que Woody Allen siempre nos ha querido decir.
l'amour l'après midi es el último de los seis cuentos morales del sublime director Eric Rohmer, que a mi me ha parecido el más poético de todos.
La película nos narra prácticamente los pensamientos de Frédéric, un hombre joven con aparente éxito laboral que está felizmente casado. Sus pensamientos son narrados mientras vemos su día a día y como lidia con estos lapsos de crisis de identidad existenciales y emocionales, y como estos se ven estrujados aun más cuando llega una visita que no tenía contemplada en su vida, se le presenta ese oscuro objeto del deseo del que tanto nos habló Buñuel y el mismo Allen en la figura de Chloe, una exnovia de su mejor amigo que es tan problemática como inestable, con la cual él mismo dice llevaba una relación cordial, pero la cual nunca le gustó. Es justo cuando sus encuentros con ella se dan justo en la hora del día en que le vienen estos pensamientos existenciales, que es cuando está alejado de su casa, que empieza a ser una figura imprescindible en su vida, tanto el uno para el otro, y es justo que por la naturaleza de la misma Chloe que es tan distinta a la de su esposa que le parece tan adictiva su presencia, pero es justo al desenlace, cuando uno quiere que se de el encuentro deseado entre estos dos, porque simplemente es antinatural que no se de un encuentro entre dos personas con tanta química entre si, cuando la magia de Rohmer aparece.
La película es extraordinaria por muchas particularidades en concreto, una de mis partes favoritas es el final del prólogo, justo antes de que aparezca Chloe, cuando Frédéric está en la terraza del café y mientras cuenta como a veces se imagina que tiene un medallón con el cual puede hacer que ninguna mujer se le resista (la escena con él en la calle y la cámara haciéndole un close-up es sublime) todas las mujeres que pasan frente al café son actrices que actuaron con Rohmer en algunos de los cuentos pasados. La mayoría de los personajes protagónicos de los seis cuentos son personajes que atraviesan por una crisis existencial o emocional, pero siempre se les ve tratando de aliviar su sufrir a través del arte, ahí encuentran refugio y a la vez solución. También la forma en que justo cuando se busca este alivio a los pensamientos, a esa necesidad de libertad de lo que se conoce llega una mujer que es la antítesis de la que ya se tiene o se estaba buscando, la búsqueda de lo que no se tiene habitualmente nos hace valorar lo que ya teníamos, y en este caso no es la excepción, es como en las películas de Woody Allen que siempre al buscar una mujer que no era la que se tiene uno termina encontrando la felicidad con la segunda, o termina sin ninguna, pero en este caso con Rohmer es distinto, justo cuando parece Frédéric sucumbir a los deseos que antes tenía y por los cuales abogaba una libertad, a pesar de decir lo mucho que amaba a su esposa y lo mucho que la desea después del nacimiento de su segundo hijo, incluso mucho más que cuando la conoció, incluso descubriéndose confeso de que quizá hace mejor pareja con Chloe, es el gesto más insignificante el que lo hace volver con su mujer, con sus hijos, a la hora en que jamás les había dado su atención, cuando sin saberlo más los necesitaba, en esas horas en que las calles de la gran ciudad llevan montones de gente sin dirección y de quienes jamás sabremos nada sobre sus vidas y que a veces quisiéramos saber por simple curiosidad. La crisis en su vida se disuelve con el amor real, no del deseo ni de la necesidad de querer todo romantizar.
Lo fascinante de las películas del también critico y escritor Eric Rohmer, es que son tan universales que nos hacen pensar en esa necesidad de identidad y de libertad que el arte nos puede dar, la dirección que necesita nuestra vida, está en el cine vivo de la Nueva Ola Francesa, tan real, quien diga que esto sólo es variedad burguesa e intelectual, no sé en que planeta vive, o que tiene en la cabeza.
viernes, 10 de mayo de 2019
Le Genou de Claire.
Le Genou de Claire (La Rodilla de Clara en español) es la quinta película de los Seis Cuentos Morales del magnífico director y crítico francés Eric Rohmer, uno de los padres de la Nueva Ola Francesa, y quizá el más personal de todos.
¿Que tiene de especial su cine? Quizá eso ya lo haya contestado en los dos textos que he escrito de otros dos cuentos de los seis que comprenden este peculiar grupo de películas. ¿Y qué las hace diferentes al resto de las películas de Rohmer? Eso trataré de explicar en este texto.
La película se desarrolla en los días libres de un diplomático llamado Jerome, un hombre maduro en una comunidad al este de Francia, cerca de Annecy, lugar al que va para vender su propiedad días antes de contraer nupcias con una mujer a la que el dice no amar del todo, pero que es con la única mujer que desea volver. En este lugar se encuentra con una vieja amiga, Aurora, (Aurora Cornu encantadora) que pareciera por momentos en muchos lapsos de la película que esa amistad es o fue algo más en el pasado. Ella es una escritora que está en el lugar al otro lado del lago en una casa con una familia cuya integración es la madre y su hija, una adolescente de nombre Laura (Béatrice Romand, actriz recurrente de Rohmer), chica que le confiesa a Aurora que se ha enamorado de Jerome, él se alaga pero cree que no va para más la cosa, entonces convencido por Aurora para que le sirva de inspiración, este le sigue el juego a Laura, pero nota en la joven que no es como las chicas de la edad que tiene, saber jugar reglas muy sofisticadas del juego que es el amor, al grado de dejar bien en claro que no le interesan los jóvenes de su edad y que no le importaría mancharse las manos con tal de ganar algo de experiencia, al fin de cuentas el más dañado sería Jerome de seguirle el juego pues está a punto de casarse. Justo cuando Jerome está por seguir su juego, un par de cosas ocurren en la trama, o mejor dicho, dos personas aparecen a escena: Vincent (Fabrice Luchini), un amigo de Laura que vuelve al lugar, que hace que ella se ocupe todo el tiempo con él y que Jerome no sea participe de sus actividades, no por ser excluido por ellos, sino porque el no se ve con chicos de esa edad, y Claire (Laurence de Monaghan), la media hermana de Laura, una chica muy guapa que desata en Jerome una especie de atracción de la forma en que él menos espera, a pesar de saber que tiene novio llamado Gilles (Gerard Falconetti) que no la deja ni a sol ni a sombra, sigue el juego de su amiga escritora, que dirige a la atracción a desenlace de lo más inesperado.
En este cuento está más presente aun la moral definida en cada personaje, los cuales son pocos como nos tiene acostumbrados Rohmer en esta serie, una moral muy distinta, más sin embargo válida y que es definida por su edad, no sólo por sus razones o sin razones, sino por lo que representan. Desde la madre soltera que ha perdido dos matrimonios que prefiere que su hija esté al lado de un buen hombre aunque esté mayor sabiendo que no le hará nada porque está a punto de casarse, la escritora sola que espera sabiendo que aunque ya no es una joven sabe que tiene mucho que dar y que se mantiene casta a pesar de que confiesa que le gustan todos los hombres, una joven que piensa como una mujer mayor pero que sigue sus instintos de joven, una chica atractiva que necesita de la presencia de un hombre a su lado, porque necesita sentirse amada como toda chica de su edad, el joven amigo que sabe que no es partido para su amiga pero que gusta y busca de su compañía, sin querer amor o atracción, el joven enamorado que quiere imponer sus reglas a su amada para mostrar virilidad, y un hombre maduro (que es Jerome, interpretado por Jean-Claude Brialy, el cual por cierto, tiene un parecido muy marcado con Julio Cortázar en más de un aspecto) que pretende seguir un juego para ayudar a mas de una persona y reafirmar su sentir, para al final poder volver por elección propia y no por abandono o por no tener mayor opción con su amada, algo muy parecido con lo que pasa en el final de La Coleccionista. Todos son personajes encantadores, son y conviven con un aspecto campireño, los árboles, el lago y todo en el exterior se siente tan real como los personajes, no hay dramatismo de más, sólo hacen lo que hacen por una razón de ser: están vivos.
La presencia de la segunda chica mientras se busca la primera es algo muy significativo de este grupo de cuentos en la filmografía de Rohmer, (y una singularidad que comparte con el cine de Woody Allen, auqne sus estilos son claramente muy distintos) lo vimos en Pauline en la Playa, de cierta manera lo vimos en La Coleccionista, en esta lo vemos más literal, y cómo una vez se satisface una necesidad, que no siempre es amorosa o sexual, se busca el primer encuentro la efusividad del momento y a la persona que nos brindó este sentimiento.
Una película que aún es más mesurada en el ritmo que las otras dos ya mencionadas, el como emplea muy pocas veces movimientos de cámara Rohmer y aún menos acercamientos de esta, pero que son meticulosos, precisos, perfectos y exactos; nos cuenta más de lo que las palabras nos puedan decir. No es tan centrada o intelectual que las mencionadas, pero tienen un discurso que llega y es en cierta medida muy personal. La música acá no engatusa, es más ni siquiera existe, un claro ejemplo de que no se siempre es necesaria cuando se sabe contar una historia, la cual es contada marcando los días.
La Coleccionista.
Si el cine de Eric Rohmer se pudiera definir en una frase, seguro que sería esta:
"Dejar que el tiempo pase".
Esto definiría a la perfección el cine de uno de los exponentes más serios, firmes y exquisitos de la Nueva Ola Francesa. Pero sin duda alguna si otra cosa define el cine de Rohmer sería: la elaboración. Pero es una elaboración tan perfecta, meticulosa y precisa que uno creería que en sus películas nada está elaborado, escrito, manipulado, es una elaboración tan perfecta que uno ve fluir las cosas en todo aspecto como la vida misma, y llegar a este punto de elaboración es casi imposible, vamos, sólo los grandes pueden hacerlo.
En La Colleccionista, película de 1967 que comprende la cuarta entrega de su grupo de películas denominado "Seis Cuentos Morales" (que en realidad fueron concebidos antes de ser filmados como los capítulos de una novela, pero que al ver muchas cosas tenían que ser vistas para ser entendidas, las palabras no eran suficientes) nos presenta a través de tres prólogos (extraordinarios por cierto) a nuestros personajes principales, su presencia en el filme, sus ideas y lo que buscan en la vida. Haydée, Una chica que va de aquí para allá, Daniel, un pintor nihilista y conflictivo, y Adrien un joven no tan joven, que se dedica al arte y que quiere montar su galería de arte y que tiene que lidiar durante un mes en la casa que tienen el y Daniel en la costa del mar Mediterráneo preparando todo para ganarse a un coleccionista que podría financiar su sueño, pero a la par de esto lo atormenta el hecho de que su novia tenga que pasar ese mismo tiempo en Londres cuando él quisiera pasar ese mes con ella, porque sólo con ella desea estar. Sin su novia a su lado decide entregarse al ocio, al no hacer nada, a no pensar, pero como suele ser en los artistas, e los intelectuales, la nada, es lo que más inspiración nos provoca crear cosas, elaborar planes. Eso se convierte Haydée para Adrien, luego de una presentación poco usual entre ellos, él al poco tiempo se da cuenta que la chica es una especie de coleccionista, y él cree que ella quiere tenerlo entre su colección, cuando en realidad no hay nada que defina esto como cierto, es entonces que Adrien hace un plan elaborado para que ella se despegue de él, él se cree superior como para caer en sus garras, al final hace todo para que ella se aleje, incluso cuando su amistad y su entendimiento es mejor y lo beneficia. Al final queda solo, algo que en el fondo no quería, y decide ir en busca de la mujer que ama.
Hay algo que muchos podrían juzgar y criticar sobre esta película, y sobre muchas de las películas de Rohmer en particular: ¿Por qué todos sus personajes suelen ser seres hermosos, ricos, intelectuales, inteligentes, artistas? La respuesta se divide, es fácil, sencilla, simple; incluso en el prólogo de Adrien se habla sobre la belleza, lo subjetiva que suele ser para algunos, como una suma de conjuntos, y para otros llega ser tan tajante que lo reducen a lo superficial, pero la belleza en los personajes de Rohmer va más allá de lo ordinario: nos resultan bellos esos seres porque a pesar de su belleza física, encontramos belleza en sus pensamientos, en sus dudas y conjeturas existenciales, vemos nuestros pensamientos reflejados en ellos, y eso hace que aunque no sean figuras griegas con belleza tildada de perfección, a nuestros ojos (y sobre todo, pensamiento) son bellos. Pauline Kael hablaba también al respecto sobre esto en su ensayo sobre Bonnie And Clyde de su libro Kiss Kiss, Bang Bang, (en el que también refleja mucho el amor que siente por todo el cine de los direcores de la Nueva Ola Francesa, y su desprecio a muchas de las películas de Antonioni y por Ordet de Dreyer, aunque a sus otras obras las consideras las mejores del séptimo arte) en el que dice que uno empatiza más con personajes bellos, a uno le duele más ver morir la belleza, a uno le alegra mas ver feliz a la belleza, pero a mi parecer va mas allá. (Y miren que no estoy contradiciendo a la master Kael, aunque no le gustara Ordet de Dreyer.) Para nosotros son bellos por sus pensamientos, porque en ellos pasa lo que por nuestros pensamientos pasa, por el lapso en que dura el pensamiento, o sea la belleza, nosotros somos parte de esa belleza, nosotros somos bellos, y no tiene nada que ver con lo físico al final de cuentas.
Con muy pocas películas (ya no digamos directores) me dan unas inmensas ganas de volver a ver una película por segunda vez en un corto lapso de tiempo porque siento que algo se me ha escapado, muy pocas películas me producen el placer como las de Rohmer. Sin duda alguna Rohmer será un director que seguirá cautivando y sumando adeptos de su cine, por lo pronto estará muy presente en las páginas de este blog, sin duda alguna es ya uno de nuestros directores franceses favoritos junto con Bresson y Ophuls.
jueves, 9 de mayo de 2019
Bayoneta: el boxeador que quería ser un hombre bueno.
Bayoneta es la tercera película del director Kyzza Terrazas, luego de la extraordinaria Somos Lengua (2016) y su ópera prima El Lenguaje de los Machetes (2011).
En esta narra la historia de un boxeador mexicano llamado Miguel, quien por razones que no se nos revelan en un principio se retira y emigra a las tierras escandinavas de Finlandia, donde se dedica a entrenar a boxeadores en un gimnasio con su antiguo entrenador. Vemos desde el minuto uno un conflicto interno en él, en un principio parece que es sólo por algo trágico que ocurre en su vida y que hace que se aleje de su esposa y su hija, (la parte peor desarrollada de la película si me permiten el comentario) con quien no se había comunicado en mucho tiempo, al grado que lo creen muerto, pero es luego de que el gimnasio donde trabajaba queda en banca rota que decide volver a pelear, pero esto no hará que reviva viejos demonios y errores que cometió en su carrera, arrastrado por otras personas que lo hacen creerse ser un hombre malo, cuando en realidad lo único malo que hizo desde un principio, es hacer lo único que él sabía hacer.
Si algo tiene de valor esta película, a pesar de sus detalles, porque los tiene, son dos cosas en particular: su actor protagónico y su director.
Enpezemos sin lugar a dudas por Luis Gerardo Méndez, un actor que pocas buenas actuaciones se le pueden contar (la más memorable que yo recuerde, en la serie XY), haciendo que su trabajo en esta película esté más allá de lo que haya hecho antes, hay un grado de compromiso y sufrir en el personaje que nos hace empatizar todo el tiempo con su trágica carrera y su trágica vida, como al final recurre al autosabotaje sin importarle a quien se lleve entre las patas con tal de sanar algo de culpa por lo que lo marcó en el pasado cuando él no pudo controlar su destino. Por otro lado Kyzza Terrazas lleva el tiempo y el ritmo de la película adecuadamente, dándole el fondo y la forma que debían tener, no hay nada apresurado, la edición es correcta, no necesita ser espectacular como en Somos Lengua, sólo necesita estar al servicio de la historia. Como ya lo mencioné a pesar de los detalles que ambos tienen, como Luis Gerardo tiene problemas en el acento en más de una ocasión en la película, y Kyzza luego no controla bien sus close-ups cuando se trata del personaje del Bayoneta, y el escenario donde se desarrollan las tres peleas de la película (en diferentes países, por cierto) parece que es el mismo lugar. Pero esto es ser muy quisquilloso, todo puede ser bien justificado por la película y en pro de la película. La música original es esplendida, y la no original es acertada. La fotografía es de primer nivel, las actuaciones del resto del reparto es formidable (entre ellas, la del extraordinario actor finlandes Ilkka Koivula), las alegorías y metáforas utilizadas entre el Bayoneta y el esposo de la chica con la que tiene un encuentro en Finlandia de nombre Sarita, el del ciervo que al principio yo pensé sería la metáfora del destino, pero que luego de esa estupenda tercera parte y el final, se interpreta como la liberación de la culpa y el perdón.
Una propuesta y una apuesta diferente en nuestro cine nacional, recurriendo a elenco de diferentes países, grabando en Finlandia, una historia que toca muchos puntos como la corrupción, el poder del negocio, la migración, los vicios, los problemas personales, como resolvemos o escapamos de estos, los matices que le da Kyzza, que nos ha mostrado que si algo sabe, es meternos en la mente transtornada de sus personajes protagónicos. Sólo por estas cosas, esta película se debería de ver sobre cualquier otra del montón que es actuada por los mismos, que trata de los mismos, dirigida por los mismos. Si a esto sumamos la gran calidad que tiene, aun con sus detalles, es una cinta obligada si o si y merecida ser llamada de lo mejor de los últimos dos años. Dejemos egocentrismos que nos cierran el mundo creyendo que porque una película es taquillera o porque se hizo con los mejores equipos o efectos especiales es buena, apostemos a la calidad del contenido, de las ideas; apostemos al arte en conjunto, sumando todos de a poco, sumemos y apoyemos a los espacios que nos brindan estas opciones de cine diferente.
jueves, 2 de mayo de 2019
Micro-críticas.
1.-600 Millas.
Película del heredero de la dinastía Ripstein de nombre Gabriel, es un relato que narra la cruda realidad del tráfico de armas de EU a México a través de un joven y bajo ampón de apellido Rubio. Revela con que facilidad se le venden armas a los jóvenes norteamericanos que con tal de ganar dinero fácil hacen de prestanombres con "delincuentes" compatriotas nuestros. La complicación llega cuando Rubio, es enfrentado por un agente de la ATF, llega su socio y golpea al agente, entonces Rubio en un acto de desesperación se lo lleva con él y cruza la frontera hacia México, a partir de ahí el relato es el mismo de siempre sin aportar nada nuevo: el americano (que si es rubio, y que es nada más y nada menos que el gran actor Tim Roth, con una actuación destacada) salva al mexicano, para al final dejarlo hundido en la mierda que ellos crean en un principio.
Ripstein trata a bien en plantear el problema, pero su discurso se vuelve deficiente tanto por la narrativa ambigua planteada, y el argumento centrado en su protagonista se torna a la divagación entre su orientación sexual y su manía de hablar solo, y no es por la mala actuación de Krystian Ferrer que no funciona, él está bien, a mi parecer es lo mal creado que esté el personaje desde el guion, o la forma en que se le enfoca en la historia. Una película en la que se siente mucho la influencia de sus dos productores: Michel Franco, y el propio Roth. Como ya lo dije, aunque hay buenas intenciones, al final se vuelve una película que no propone solución, ni empatización, ni exposición certera; es como Sicario (Denis Villeneuve - 2015) en la que los gringos son los buenos, y al final los mexicanos terminan perdiendo.
2.-El Plan de Maggie.
Lo admito: tengo una seria debilidad por Greta Gerwig y Rebecca Miller, al grado que cualquier cosa en la que trabajen estas dos mujeres, seguro le daré la oportunidad de verlo. De esta película en particular no hay tanto que comentar, sólo que Gerwig es sin lugar a dudas la reina del mumblecore y del nuevo cine indie norteamericano (ya sea como actriz o directora) y que Rebecca Miller es una directora muy diestra. En esta película se plantea el plan elaborado que hace una chica para ser madre, como recurre a un plan extremista a una edad muy joven para no sufrir lo que sufrió con sus padres, y como hace creer a todos a su alrededor que no lo ha seguido al tener a su bebé con un hombre casado que se separa de su esposa que no lo valora y no lo apoya, al final todo mundo se da cuenta que Maggie vino a mejorar sus vidas, a valorar lo que hacen, y a dejarles una gran lección; todo esto mediante un plan que jamás cambió, a pesar de que incluso a nosotros como espectador nos haya engañado: al final el amor lo encuentra donde sabía que estaba desde un principio, con una confesión bastante extraña, pero sincera.
3.-Camille Claudel 1915.
Interesante retrato biográfico de la escultora Camille Claudel basada en el segundo año de su estadía en un manicomio encerrada por su propia familia y Rodin de quien fue amante, basada en la correspondencia real entre la escultora y su hermano el escritor Paul Claudel, quien la ayuda y con quien tiene comunicación del mundo exterior, pero que por sus diferencias en la creencia religiosa no se atreve a sacarla del encierro que sostendría hasta el día de su muerte.
Si yo le pudiera poner un título alternativo a esta película sería: "Conviviendo con la locura". Vemos al personaje de Camille todo el tiempo en un estado de sufrimiento, que por pequeños lapsos puede deslumbrar algo de felicidad, pero que se torna casi inmediatamente a un dolor y llanto insoportable para su alma como ella misma lo describe. Sus emociones están al borde del desquicio estando entre gente que no es de su condición, a pesar de lo noble de estos seres.
Juliette Binoche no sólo es lo mejor de la película, es quizá una de sus mejores interpretaciones, y es mucho decir. Los dos monólogos más largos que tiene, uno con el psicólogo, y el otro con su hermano cuando le da la espalda, son espléndidos, la película vale por si sola por estos dos.
Un acercamiento a la escultora y a esta etapa de su vida, que tiene como trasfondo la represión que se llevaba hacía las artistas mujeres en aquella época, el desprestigio al que la condenó quien fuera su amante y maestro por miedo a que lo superara y fuera mejor que él, y como la guerra y la religión ganó más adeptos en aquellos años tan trágicos para el arte.
4.-Héroe.
Una de las grandes producciones asiáticas del nuevo siglo que hace honor a un género propio de la región y la historia de como despegó su cinematografía, y que no sólo hace honor a su historia como nación, sino también a la narrativa y el juego con esta.
La historia narra en dos lineas de tiempo las muchas interpretaciones que llevan al desenlace de un suceso, que lleva a dos hombres a un enfrentamiento que termina de diferente manera a como se planteó en un principio, la manera en que se juega con los colores y las emociones para plasmar diversas posibles interpretaciones de una historia que se cuenta distinto y es la misma, el título alternativo que yo daría a esta es: "los distintos colores de una misma historia". La dirección y edición de la cinta es prodigiosa, la fotografía es bellísima y hay una especie de poesía que se puede leer entre cada enfrentamiento, estos son una verdadera obra de arte. Las actuaciones de todo el cast estelar es de primer nivel, (Maggie Cheung no puede estar más hermosa) incluso la de Jet Li.
5.-Blue Valentine.
Esta película la vi sólo por dos razones: la primera, su director, Derek Cianfrance, ese director que a mi me dejó fascinado con su "The Light Between Oceans", y que al conocer que esta quizá es su película más mediática tenía que darle su oportunidad. La segunda razón es por su protagonista femenina: Michelle Williams, sin lugar a dudas una de mis actrices favoritas norteamericanas de la actualidad, y esta seguro es una de sus mejores actuaciones en su carrera.
Y la premisa de la película no es nada novedosa, la historia narra en dos lineas de tiempo por lo general cronológicas, una tras otra, como inicia la relación entre Cindy (Williams), una joven que ha llevado una vida sexual muy activa, y que luego de tener sexo con su novio y este terminar dentro de ella por accidente deja de verlo al creer que este acto le frustrara su sueño de ser doctora, pero conoce a Dean (Ryan Gosling, con a mi parecer una estupenda actuación debo decir) un joven solitario que trabaja en mudanzas que sueña con la idea del amor único y real como el que mira en todas las películas románticas que ha visto. Nos narra su enamoramiento y su boda, y por el otro lado nos narra su vida ya de casados con una pequeña de 6 años que es la adoración de ambos y como su primera crisis matrimonial que se desata luego de que Cindy se encuentra con su ex (el verdadero papá de su hija) acaba por acabar con su matrimonio el cual pareciera desde un principio era insostenible, pues ambos sólo buscaban salir de algo, por una parte Dean, de su soledad, y Cindy, de su problema con llegar a ser una madre soltera y no haber tenido el valor de abortar.
Como ya lo dije, no es una premisa esta historia, pero he de decir que Cianfrance la hace narrativamente muy atractiva, le da un timing adecuado y la muestra todo el tiempo con una paleta de colores fría y sombría, como que todo al final, a pesar de los lindos momentos entre los dos mientras están en su cortejo, que nada durará para siempre, el daño es mucho entre ambos, pero al final tienen que borrar la ideología soñadora para enfrentarse a la tortuosa realidad.
Me recordó mucho a Stockholm por momentos, pero la verdad acá no está tan dividida la realidad de la fantasía, y está muy bien planteada la tesis de la película: no puedes creer que en la vida vas a encontrar una historia como en las películas románticas que ves, y mucho menos con la primer chica que conoces, y que hoy día nuestra sociedad no cree importante, ni siquiera valioso tratar de reparar las relaciones en una de tantas crisis que pueden pasar, hay tantas personas en el mundo que se cree una puede sustituir a la otra, o que quizá por temor a repetir con nuestros hijos lo vivimos con nuestros padres, terminemos haciendo algo peor, o haciendo justa mente eso: lo mismo.
6.-Incendies.
Cuarta película del extraordinario director canadiense Denis Villeneuve, en la cual muestra perfectamente que si al día de hoy todas las películas que ha hecho para la industria de Hollywood (Enemy es quizá una de mis películas favoritas de los que va de la década, Prisoners y Arrival son estupendas, y Sicario junto con Blade Runner 2049 si bien no me gustaron del todo, si hay cosas muy valiosas en ambas, además del hecho de que a gran parte de la crítica le gustó de sobremanera) son de manufactura casi perfecta, sus primeros trabajos en Canadá están en ese nivel. Y si me permiten un comentario osado de mi parte, quizá hasta de mejor calidad.
Incendios es esa clase de película que si te involucras desde el minuto uno con ella, es muy predecible toda su trama, pero acá es donde aparece la magia de un gran director como lo es Villeneuve, ustedes se preguntarán: ¿cuál es esa magia? El cómo nos cuenta una historia. La historia es impactante en sí, pero la forma en como se nos va contando, como se nos va desmenuzando, como nos mete en la psicología interna de cada personaje, como Villeneuve con un método impresionante nos da las respuestas, es digno de alabarse. Contar la trama de la película me parece sería arruinar toda la experiencia que es ver una de las películas que a mi más me ha impactado y que me haya dejado secuelas de varios días, sírvanse con saber que la recomiendo muy ampliamente.
7.-Carta de una Enamorada.
Película de 1948 que es una clara muestra de lo que es el buen Hollywood, el Hollywood clásico y lo mejor de su época de oro, esa en la que directores europeos podían llegar a proponer, hacer memorables películas sin que las grandes compañías metieran mucho sus narices. (Como también llegó a ese Hollywood von Sternberg.)
Max Ophüls es quizá uno de los grandes exponentes del cine francés, y aún así de los menos mencionados por los cinéfilos comunes, esta película es una extraordinaria forma de descubrirlo, es para mi quizá el mayor hallazgo que he hecho en el año hasta ahora.
8.-Inland Empire.
Muy a lo MulHolland Drive, David Lynch quizá quiso hacer con Inland Empire a una media hermana igual de psicótica y loca.
Inland Empire es de esas películas que como espectador te dejan confundido quizá en el sentido más molesto, pero que poniéndote en los zapatos del realizador te hace encontrar muchas cosas fascinantes. Es todo lo que puedo decir.
9.-Rebecca.
Alfred Hitchcock es el maestro del suspenso, de la intriga, es un director que influenció y fue admirado por muchos (y sino échenle un ojo a los franceses de la Nouvelle Vague) eso todo el mundo lo sabe, de ahí que muchas de sus películas a muchos espectadores les parezcan similares o muy parecidas, al escribir sobre Rebecca muchos verán similitudes con otra película: Spellbound.
La película empieza de manera muy simple con una historia que puede parecer predecible, y en cierta manera lo es, porque sigue las normas de muchas películas: chica humilde conoce a hombre maduro atormentado que carga con el peso de la muerte de su esposa, ella parece darle nuevamente el gozo por vivir y se casa con él y al llevarla a su mansión se da cuenta cual presente aún está en su vida la esposa, pero no de la manera en que ella cree, ni en la que nosotros pensamos, salvo que nuestro bagaje en el cine de Hitchcock sea extenso.
La película cuenta con errores de secuencia que son perceptibles, pero que jamás llegan a ser tan molestos (porque si lo son en cierto sentido, pero no tanto) la actuaciones son buenas, pero la de Joan Fontaine simplemente deslumbra, no es su mejor actuación a mi parecer (a pesar de ese Oscar que ganó) pero es radiante su presencia en la película y la psicología que maneja.
Mucho más efectiva, intensa, llena de suspenso e intrigante que la antes mencionada, a pesar de los nombres que en ella resuenan como Ingrid Bergman y Salvado Dalí. (Como olvidar la representación de ese viaje onírico a través del sueño del médico sometido al psicoanálisis.)
10.-Deseo.
Película española del 2002 dirigida por Gerardo Vera (Segunda Piel, 1999) y protagonizada por Leonor Watling y el argentino Leonardo Sbaraglia, es la clase de películas que pretenden que por el simple hecho de tocar un tema histórico (al cual nunca se le da ni el contexto ni la importancia adecuada) y ponerle una historia de amor, entre una joven española que vio morir a su padre a manos de los fascistas y un argentino miembro del partido nazi, debe de tomarse en serio. La película aunque con buenas intenciones, o más que eso buenas o interesantes historias dentro de la misma, jamás se llegan a desarrollar por completo, todo se siente a la mitad, incompleto. Tiene planos, (como el del silueta del esposo de la española con el fondo azul del interior dela casa al amanecer antes de morir) secuencias (como la del abrazo del reencuentro dela española con el argentino y como se monta sobre esta el momento exacto en el que hacen el amor [escena que además tiene un simbolismo bien poderoso con el papel de Leonor Watling del como su cabello suelto refiere su estado de libertad en el encierro]) y momentos muy bien logrados, pero en general tanto su discurso, su planteamiento y desarrollo, se sienten confusos, jamás se toma una postura seria de lo que se quería decir detrás de la tragedia del final, o mejor dicho, de que lado estaba la historia que se plantea entorno al momento histórico que es duro en la memoria de la sociedad española.
11.-Luces de Variedad.
Me pasa con muchos de los grandes cineastas como Fellini, Tarkovski, Bergman, Dreyer, incluso el propio Hitchcock ya mencionado arriba, que sin conocer todas su filmografía, no hay película de ellos que no me guste, incluso de algunos de mis directores favorito, o de los que ya conozco toda su filmografía, hay quizá una película que no me gusta, (a excepción de Bresson, de él todas sus películas me parecen extraordinarias) dicho lo anterior escribo sobre la última que he visto del director quizá más relajado del neorrealismo italiano, pero el más profundo, existencial y personal de todos, me refiero a Federico Fellini y la película en cuestión es su ópera prima: Luci del Varietá.
Co-dirigida con el más experimentado Alberto Lattuada (el mismo que dirigió la encantadora Cosí Come Sei, 1978) en el año 1951, es una película ligera de la cual crees que recibirás sólo entretenimiento y pasarlo bien, pero que conforme avanza la trama esta va creciendo emotiva y emocionalmente, toca muchos de los temas preferidos de Fellini y que en sus películas posteriores expondría quizá más profundamente: los artistas, el teatro, la calle, las fiestas. Cada personaje está vivo, se mueve y muta a lo largo de la cinta, ninguno termina siendo lo mismo de cuando empezó, o quizá si, pues la naturaleza de cada uno al final sale a flote.
Siempre me ha parecido interesante ver las óperas primas de todos los directores y ver como en ellas está todo lo que en sus siguientes películas vez, si se es capaz de encontrar eso en una película, quiere decir que estamos ante la presencia de un autor antes que todo, no soy yo quién para juzgar si bueno o malo, pero hay una linea argumental, y hasta filosófica en toda su obra. Si eso no se detecta eso en su ópera prima, es sólo un director más.
12.-On The Beach at Night Alone.
Película surcoreana del 2017 que tenía muchas ganas de ver, y vaya que si me ha dejado gratamente sorprendido. Cabe destacar que la película se divide en dos películas, la primera, nos muestra a una joven chica, que está con su amiga más mayor en la ciudad de Hamburgo, estando en este lugar hablan sobre todo y nada, pero más en concreto sobre un hombre en la vida de la joven, el cual es casado y que por esta razón la chica se va de Seul. Estando en este lugar la chica empieza a cuestionar su forma de amar, su forma de ver la vida, y que será de ella. De a poco vemos similitudes en ambas mujeres, al grado de creer que una es la representación de la otra, ya sea en un futuro o en un pasado, la primera parte termina como quien mira una película diferente, y nos deja esa sensación con un final inexplicable. La segunda parte empieza precisamente como nosotros nos quedamos como espectadores, pero la espectadora es la misma chica de la primera parte, ya de regreso en Seul, la vemos visitar a viejos amigos, en estos encuentros nos enteramos que es una actriz, que el romance que tenía con el hombre de quien está enamorada es un director más joven que ella, y sus pláticas con sus amigos nos dejan ver lo mal que lleva este duelo y lo necesitada que está de salir adelante con su vida la cual pareciera no toma rumbo, salvo el que pasa en sus sueños mientras duerme en la playa.
Una película que toca temas tan profundos como la falta de identidad, la necesidad de amor y lo mal que algunos lidiamos con problemas y perdidas amorosas, lo mucho que nos cuesta salir de una caída, de una crisis, de un bajón. La actriz principal es un encanto, no sólo es bella, como lo dicen en la película, y es un salvoconducto para que la película funcione y fluya. Algo verdaderamente destacable en la película (aunque me costó bastante el aceptarlo, pues no me gusta nada este "efecto") son los close-ups , acercamientos y movimientos de cámara mientras se está en una secuencia, se entiende claramente que con ellos se buscaba crear armonía, empatía, intimidad y profundidad en cada escena sin perder esencia con tantos cortes. Una película muy diferente en el trato hacia un tema por demás universal, sin dejar de lado por supuesto el homenaje que se le hace al oficio del cine como tal, y eso se agradece siempre.
miércoles, 1 de mayo de 2019
The Rider.
El cine independiente norteamericano este año pasado nos entregó películas realmente sorprendentes, de esas películas de las que en realidad no esperas mucho, pero que son potencialmente prósperas para en unos años convertirse en películas de culto.
The Rider es una película de esas, una películas que empieza de manera muy mesurada, muy lenta, en la que realmente no pasa nada, pero la fotografía prodigiosa hace que uno siga observando, ya parado el primer cuarto la trama empieza a engancharte, la historia sobre un jinete de rodeo que luego de un accidente en el que su caballo lo golpea la cabeza le prohíben volver al rodeo, entonces entra en una depresión que no puede soltar, aun le queda el entrenamiento de caballos, pero un problema con su mano hace que los doctores le prohíban también esta actividad, luego tiene que conformarse con una vida normal, en la que todos lo admiran, y eso lo reconforta, no cae en la tentativa de querer creer ser algo que no es, sabe que no puede volver a ser lo de antes.
Su depresión no explota hasta que su padre vende su caballo, y luego de conseguir otro y lo tiene que sacrificar luego de estropearse su pata, acto con el cual hace una alegoría sobre su condición y el como si él fuera un caballo lo habrían sacrificado, y el ver a su mejor amigo, el mejor jinete joven de rodeo que queda tetrapléjico y quien sueño con volver al rodeo, y el querer proteger a su hermana con déficit mental y ayudar a su padre fracasado y adicto al juego y la cerveza. Al final hay que decidir entre vivir y la familia.
La película tiene además de su gran fotografía viva y espléndida, una dicción en su narrativa fina y con un cierre digno, no sólo son tomas a la nada que lucen bonitas, quizá yo la sentí algo predecible, pero no sé si a alguien más le pasará lo mismo.
El valor agregado a la dirección de Chloé Zhao es el hecho de que además de que la película está basada en hechos reales, la película es interpretada por las personas que vivieron esta historia; aunque pareciera que el protagónico es un actor, por la cara de actor que tiene (y lo digo porque es impresionante el parecido que tiene con el actor Josh Hartnett) la mayoría de los actores son naturales, no profesionales, y hacen un trabajo digno, real.
Un comentario a título personal ya para finalizar es el hecho de que hace unos meses se dio a conocer que a esta directora se le contrató para dirigir la película que quizá inicié con la nueva fase del universo Marvel: The Eternals, y yo digo que si se le deja trabajar como ella sabe hacerlo, seguro será una película refrescante y con nueva propuesta dentro de este género tan gastado, predescible y encasillado; pero si los estudios empiezan a meter sus narices y hacen lo que le hicieron a Edgar Wright con su Ant-Man, donde al final Wright se hizo de lado luego de que su idea fue transgredida, antes de ser un olvidado como ya ha pasado con un sin fin de buenos y emergentes directores. A los nuevos realizadores se les debe dejar filmar sus ideas propias, no remakes, spin-offs, sagas, refritos, y demás cosas que hoy día hagan.