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domingo, 7 de octubre de 2018
El final del luto: Mogari no mori / El bosque del luto.
Una chica llamada Machiko (Machiko Ono) empieza a trabajar en un asilo de ancianos, en este lugar conoce a un anciano llamado Shigeki (Shigeki Uda) con quien tiene un contacto después de un ejercicio con el monje del lugar, luego de este encuentro su relación no empieza con el pie derecho, para después convertirse en amigos y ser esa figura que les hace falta que perdieron, ella pierde a su hijo luego que este muere por un descuido de ella, y el anciano enviuda hace 33 años, el monje le dice que es el último año que su esposa bajará a La Tierra antes de ir para siempre a la tierra del Buda. Entonces ella se convierte en la figura de su esposa, y él en la figura de su hijo, y no es luego de que ella planea un paseo para los dos, en el que tienen un accidente, ella va y pide ayuda, con la desesperación de dejar solo al viejo y perder de nuevo a alguien en su vida, cuando regresa el viejo ya no está, entonces ella empieza a buscarlo desesperadamente, entonces lo encuentra y se embarcan en un viaje que es la película, un viaje que los llevara a descubrir y comprender lo que siente el otro, y a través de esta comprensión llega el consuelo para ambos.
"¿Has disfrutado la vida?" "¿Tú también sufres?" Esta clase de preguntas se plantean mucho en la película, pues un tema muy presente es el de la muerte, el de cómo las perdidas no se superan en la soledad, que siempre necesitamos de alguien para superar las cosas.
La película es contemplativa la mayor parte del tiempo, pero no es ostentosa, artificial o pretenciosa como las producciones de altos presupuestos, es natural, es orgánica; una gran y bella fotografía, por momentos el manejo de la cámara y la edición no son tan convencionales de una película contemplativa, y supongo esto se debe a tratar de hacer un poco más dinámica la historia en ciertos puntos para que el espectador que no está acostumbrado a este tipo de películas no pierda el interés en ella. La música que realmente aparece muy poco compuesta por Masamichi Shigeno es bellísima.
Hay un par de escenas, la primera donde el viejo y la chica están persiguiéndose, y la segunda donde el viejo casi muere de frío, que son esa clase de escenas que hacen que uno ame el cine.
La dirección de la cineasta Naomi Wakase es tan imprescindible que Mogari no mori es fuente de inspiración para cineastas como un par de mexicanos muy contemporáneos, (no les diré quiénes son para que ustedes los descubran y en qué películas se ve reflejada la influencia) y me parece es una digna galardonada del Gran Premio de Cannes.
Finalizo el texto con un par de frases de la película que me gustaron demasiado:
No hay reglas formales, ya sabes.
El agua del rio que fluye constantemente, jamás regresa a su fuente.
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