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domingo, 2 de septiembre de 2018
Le Notti Bianche
Noches Blancas, dirigida por el espléndido director italiano Luchino Visconti, es una película que se basa en la novela homónima del escritor ruso Fiódor Dostoyevski, la cual ha sido adaptada en más de una ocasión tanto para cine como en teatro.
Uno de los atractivos que tiene esta película es el hecho que podemos ver quizá una de las mancuernas de actor-director más emblemáticas de la historia: Visconti-Mastroianni, que si bien es sabido que la mancuerna que hizo Mastroianni con Fellini es más renombrada y memorable, muy pocos saben que la historia de Mastroianni con Visconti viene desde sus inicios del actor en el teatro.
La película nos narra como después de que nuestro protagonista, Mario, sumergido en sus pensamientos mientras escuchamos las mágicas notas de Nino Rota quien compone la música para el filme, y la voz del narrador que nos cuenta la historia de este solitario hombre en Petersburgo, una ciudad que no es suya y que está tan sola como él a tan altas horas de la noche en día festivo, en su caminata se encuentra llorando en un puente a una chica, él queriendo averiguar que le pasa la sigue pero ella huye asustada, entonces él le dice que sólo quiere saber que le pasa y que no quiere hacerle daño, que sólo quiere ser su amigo y que no busca nada más, aunque en su interior siente una felicidad inmensa al saber que por fin esa ciudad tan bella como sola le ha regalado la aventura que tanto había esperado toda su vida y que esta llegaba con una hermosa muchacha de blanca cabellera de la cual queda enamorado en el instante que cruzan palabra, él la acompaña a su casa, y ella le promete que la noche siguiente se verán donde mismo para poder platicar, pero luego de que él la deja en su casa ella regresa al lugar donde la conoció. Ella le cuenta entre memorias y anécdotas su triste historia de amor, y las siguientes noches que no son muchas él dice que la ayudará a encontrar a su enamorado, aunque en realidad él no hace mucho por ayudarla, aunque finja hacerlo como escribiendo una carta que jamás manda, no hace más que retrasar un encuentro que el destino ya había pactado, y que él sabía porque así era su historia, pero mientras ese encuentro llegaba, Mario pretendía pasar con Natalia todo el tiempo que le fuera posible, para tratar que ella olvidara a ese viejo amor, aunque él estaba destinado a estar sólo y sólo ser un chico raro en aquella hermosa ciudad, pero quería robarle tiempo al tiempo y probar la felicidad aunque corta por una vez en su vida.
La película es sin lugar a dudas una de las más grandes joyas del cine italiano, con una historia notable que Visconti cuenta con lujo de detalle, no deja nada al escepticismo y la llena con tanta claridad y notoriedad que uno queda enganchado. La fotografía y la música juegan un papel más que primordial, el muy poco reparto y las situaciones planteadas por muy disparatadas o fantasiosas que estas parezcan en ciertos momentos, realmente tienen un sustento y un soporte en la película que es imposible concebirla sin alguna de ellas. Nino Rota destaca con una banda sonora que no hay que ser muy clarividente para darse uno cuenta que esta pieza le serviría años después para hacer la banda sonora de El Padrino. Los actores estelares son más que dignos y nos entregan una actuación para la memoria colectiva y la historia del cine, Maria Schell como Natalia con un gran parecido a la actriz Emilia Clarke quien deslumbra con su rostro la pantalla y su magnífica actuación, y ni que decir de Marcello Mastroianni como Mario que uno no puede más que agradecer que este hombre haya nacido, en todas sus películas brilla, y en esta con notoria peculiaridad. La escena del baile es una de esas escenas que hace que una persona ame el cine por sobre todas las cosas, es tan improvista y es algo que uno no espera ver con tanta naturalidad y genialidad, que hacen que sea perfecta, si es que la perfección se puede distinguir de alguna forma y en algún lugar.
Al final la metáfora de la película se puede entender en que todo hombre espera que algo sea eterno, nuestros paseos con una chica extraña de pelo blanco, aunque al final de cuentas todos sabemos que la nieve volverá a llegar a cubrir de blanco las noches y la ciudad y todo volverá a ser como antes, pero nuestra alma se llena de felicidad por cada vez que uno puede ver que estas cosas si no nos pasan a todos en la vida real, en el cine las podemos encontrar y ser felices para siempre, porque el buen cine es como la vida misma, siempre se llega a un punto que uno queriendo o no, debe encontrar.
Últimamente mis procesos de escritura se han visto modificados, en realidad sólo los de las cosas que escribo yo creando,últimamente todo lo dejo a medias me cuesta mucho terminar algo, mi proceso para escribir sobre cine es diferente porque ya tengo un método, mientras estoy viendo alguna película, si no llevo algo conmigo para escribir empiezo a recordar palabras clave que me ayuden a ejecutar bien mi reseña y mi análisis, ya estando escribiendo frente al ordenador, leo un poco sobre la película en cuestión más que nada para detalles técnicos, porque si bien aunque uno se quede hasta el final viendo todos los créditos de la cinta nunca falta el dato que se te olvide, entonces ya teniendo un texto base, algo que ya no pueda quitar mi propia opinión de la película, veo y leo algunas reseñas de críticos especializados de cine, que por lo general siempre es para reafirmar cosas y valores que ya había expuesto en mis textos, eso es lo que me hace pensar, no soy tan malo apreciando el cine y escribiendo dicho sea de paso. Mis textos son un tanto reseña y un tanto análisis, no me gusta utilizar la palabra crítica. Ya al final sólo pulo detalles gramaticales más que nada, aunque me gusta en cierta forma que algunos textos queden como salieron, sin edición alguna, pero considero que esa es una falta de respeto y pensar sólo en mi, por eso trato casi siempre de dejarlos bien escritos sin falta alguna.
Las noches blancas lo son todo y nos entregan felicidad momentánea y algo porque vivir, y las noches blancas llegan y nos arrebatan lo que queríamos tener pero nos hacen amar la vida aunque sea en soledad.
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