Producciones "La Vieja Escuela" Presentan:
sábado, 13 de diciembre de 2025
Shorts Mexico 2025
domingo, 7 de diciembre de 2025
Jay Kelly
Creo que sin querer, o sin planearlo en lo absoluto, ha sido un gran atino ver la nueva película de Noah posterior a ver la película de Joaquim, y no en el afán de compararlas, aunque hay bases para hacerlo en el sentido de que tocan prácticamente las dos mismas líneas argumentales; pero lo que sí me gustaría abordar de manera muy rápida es desde el género que cada uno lo expone.
Sentimental value, que si bien se presenta como una comedia romántica, es más un drama familiar directo (que por supuesto, tiene algunos momentos de comedia), mientras que Jay Kelly busca ser una película de pa a pu cómica, con pinceladas de drama, abordando la misma trama desde distintas figuras familiares: Joaquim desde la figura de una joven actriz que lidia con su padre ausente que es un director de cine laureado, y acompañando a su hermana menor que se alejó del arte; y Noah desde el reconocido y veterano actor que lidia con una crisis de existencia y el remordimiento de no haber convivido lo suficiente con sus dos hijas.
Dentro de los atinos de Noah esta el como discursivamente explora y cuestiona el sacrificio/privilegio no sólo de las grandes estrellas del cine, sino también de quienes están alrededor de ellos. Tiene chistes y detalles interesantes, pero lastimosamente la mayor parte de la película, su comedia no sólo es como la de cualquier otra película del big industry hollywoodense, sino que es simplona y rebuscada, al igual que sus referencias y homenajes (en Nouvelle Vague se entienden porque retrata una época cinematográfica en preciso, en Sentimental value nacen de sí misma, pero acá ni al caso viene la cita de Truffaut), haciendo en el acto que todo sello característico del cine de Noah, incluyendo su inteligente comedia se diluya, salvo por la presencia de Greta.
Y me parece que la película también contradice lo expuesto en Marriage story, pues todo lo que Noah expone (y critica) del personaje de Scarlett (que todos sabemos en quién estaba inspirado), es lo que ahora es. O sea, dicho en otras palabras: se convirtió en lo que juró destruir.
En todo caso, como mejor podría funcionar la película, quizá sin buscar ser eso; es como un homenaje a la carrera de Clooney, que sobra decir que es lo mejor de la película aun con el quilombo que le dejan en esta version edulcorada del Guido de 8 1/2. Guion escrito por el propio Noah y Emily Mortimer, dándose además el lujo de hacer un cameo en la película, para tratar de decirnos inútilmente que es una producción pequeña como las primeras películas del director (nada más falso. En todo caso, Joaquim logra más con menos en ese sentido) que por momentos tambalea (sobre todo en los momentos de introspección a través de estos viajes al pasado medio surreales a lo Annie Hall, pero perdidos). Un Sandler que tiene momentos buenos pero que ni al caso todo lo que se dice de él respecto a nominaciones y demás. Y una Laura que vale la pena lo poco que sale.
Por cierto, confirmo lo dicho hace poco: la verdad no me entusiasmaba tanto ver esta película, Noah me dejó de entusiasmar desde White noise y Barbie, pero la sola presencia de Riley en el reparto, que no supera los 5 minutos en pantalla, me hizo querer verla.
sábado, 6 de diciembre de 2025
Sentimental value
jueves, 4 de diciembre de 2025
Je me souviens.
A Jonás Trueba, Georges Perec, Harry Mathews y Joe Brainard.
"Fue en ese cine, ¿te acuerdas? Era una mañana "Al este del eden".
James Dean tiraba piedras a una casa blanca, entonces te besé...."
Las cuatro y diez - Luis Eduardo Aute
No me acuerdo cuál fue la primera película que fui a ver al cine. Sé que fue El rey león o Jurassic park, y sé que fue entre 1995 y 1997, y sé que tenía entre 5 y 7 años. De lo que sí me acuerdo es de la primera vez que me emocioné de sobremanera. Fue cuando fui a ver Power Rangers, justo en el momento en que Zordon aparece por primera vez en la pantalla grande y el grito de toda la gente en la sala le acompañó, como hace unos años la gente llenaba las salas y gritaban al ver al Capitán América apareciendo en las últimas películas de los Avengers. Me acuerdo de la cara de mi hermano Eduardo esa noche en los años 90's. Me acuerdo de mi mamá, de Ceci y de mi tía Rosa, en ese orden. También me acuerdo que al salir del cine fuimos a Gigante y me acuerdo de los cromos de la película que estaban regalando al comprar una Pepsi. Me acuerdo también haber visto E.T., por esos mismos años.
Luego, estando más grande, como de 17, me acuerdo ver Eragon con toda la pandilla; y haber ganado las entradas de cine para todos lavando una losa de trastes sucios. Me acuerdo cómo de alguna manera se inauguró la tradición de ir al cine en Año Nuevo en los primeros años del nuevo milenio viendo las películas de El señor de los anillos con mis primas más grandes, y cómo luego yo y mi hermano Eduardo continuamos esa tradición unos años después estando solos en La Paz. Me acuerdo de varias películas compartidas con él. Me acuerdo cuando fuimos a ver Man of steel y lo enojado que salí de la sala. Me acuerdo cuando fuimos a ver El caballero de la noche asciende y las gafas de sol que perdí en la sala y que me gustaban tanto, y también cuando fuimos a ver Qué pasó ayer 3 con una sala repleta de niños. Me acuerdo cuando llevé a ver a mi hermano Fernando a ver El principito. Me acuerdo de la emoción que sentí al ir a ver solo El gran Gatsby, Her, La la land y Las oscuras primaveras. Me acuerdo cuando vi en la Cineteca de Durango El Padrino Parte Dos y sentir que estaba viendo una de las mejores películas en la historia, y lo mucho que me acordé de mi hermano Eduardo. Me acuerdo de la conmoción que me dejó ver Interstellar, y lo abrumada y aburrida que salió mi prima Ceci de la sala.
Me acuerdo haber visto Güeros la segunda vez que estuve en un Festival de Cine en mi vida, la primera vez que fui a uno, fue en La Paz, viendo Mr. Pig con Diego Luna en la sala. Me acuerdo de las tres veces que tuve la oportunidad de saludar a Damián Alcázar caminando por las calles de Todos Santos. Me acuerdo de haber visto Porto de Gabe Klinger un 11 del 11 a las 11, y la emoción que sentí al mirar en los créditos que Jim Jarmusch era uno de los productores ejecutivos y entender por qué me había gustado tanto. Me acuerdo cuando vi Columbus en una sala VIP alrededor de unos diez críticos de cine y escuchar como dos de estos dormían plácidamente ante una de mis películas favoritas en la vida. Me acuerdo de haber visto en Los Cabos la película The Florida Project sentado al lado de Astrid Rondero y Fernanda Valadéz antes de que fueran las directoras celebradas que hoy día son. Me acuerdo de haber estado en la misma sala que estaban Terry Gilliam, Adam Driver, Jennifer Morrison, Monica Bellucci, Julio Hernández Cordón, Everardo González, Tatiana Huezo, Amat Escalante, Emilio Santoyo y Diego Hernández. Me acuerdo de haber visto Paterson en El Huevo. Me acuerdo la primera vez que estuve en una proyección en la playa y sentirme como si estuviera en una sala de cine. Me acuerdo cuando vi The Irishman en una función de prensa y la felicidad que me dio el saber que era una de las primeras personas que veía la película en una sala de cine en todo el país. Me acuerdo de haber visto Atlantique de Mati Diop en una sala atascada de gente, y haber sentido una enorme felicidad de estar sentado en uno de los pasillos de la sala. Me acuerdo cuando vi Café Society de Woody Allen y cómo al salir de la sala sentí una felicidad que pocas veces he sentido, y un enorme amor por la vida. Me acuerdo cuando vi A ghost story, y la caminata al hotel detrás de un grupo de tres jóvenes que empezaron riéndose de lo absurda que les había parecido la película, y terminaron filosofando sobre el sentido de la vida. Me acuerdo cuando vi Susurros del corazón con Eliza, y la cena y la caminata posterior en aquel día de San Valentín. Me acuerdo de las muchas noches de cineclubismo viendo películas como El sacrificio del ciervo sagrado, El planeta salvaje, Isla de perros, Reminiscencias de un viaje a Lituania, entre muchas otras más; y a todas las personas maravillosas que conocí en ese tiempo.
Me acuerdo también la primera vez que vi en pantalla grande Cinema paradiso y darme cuenta que esa era la manera correcta de ver esa película en particular, y lo mucho que me habría gustado compartir con alguien ese momento. Me acuerdo de las dos películas, pero no de sus nombres; del Tour de Cine Francés del 2021 que fui a ver con Mónica. Y me acuerdo de la primera vez que me vi en la pantalla grande en Alejandra… todavía Alejandra, y lo que sentí al ver El Editor -Versión Final-.



