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martes, 27 de noviembre de 2018
Enamorada: la madre del melodrama mexicano.
Hay películas en la historia del cine que si bien uno no puede considerarlas dentro de las mejores, si tienen algo que las hace perdurar en el tiempo, a pesar de algunas cuestiones técnicas que las pudieran hacer no perfectas, esas películas son llamadas películas de culto.
Estas películas suelen dejar cierta marca en la historia que uno al verlas puede determinar que sin ese proyecto muchos proyectos años después no se hubieran desarrollado de tal manera si no hubiera existido tal precedente, y sin duda alguna si una película dejó esta clase de marca, que décadas después sería tan utilizada y revocada tanto para el cine como la televisión es la película Enamorada de Emilio Fernández de 1946.
La película se desarrolla en pleno conflicto revolucionario, a un pueblo como cualquier otro del México de la segunda década del siglo XX llega una cuadrilla de revolucionarios mandados por las tropas de Emiliano Zapata, esta comandada por el general José Juan Reyes, un revolucionario despiadado que es mandado al pueblo para recabar fondos entre los caciques del lugar para seguir colaborando con la causa de la revolución, que era el quitarle a los que más tienen para ayudar a los que menos, deseo que lo seguía desde la escuela de curas, donde conoció a su íntimo amigo el padre Rafaél, quien es el cura del pueblo. Pero de por si al general ya se le notaba el corazón si bien no noble que tenía, pero si justo, se le desenvaina cuando conoce a la hija del hombre más respetado del lugar, la cual está comprometida con un americano que le profesa respeto al general, mientras ella desprecia a ese ser que no podría amar según ella, este hecho hace que muchos crean que el general quiera vengarse de esa forma del hombre que no le quiso dar sus bienes, pero en realidad este hecho nos muestra que el título de la película está mal, pues en vez de que la película se llamara Enamorada, esta se tuvo que haber llamado Enamorado.
A la película se les pueden notar miles de atributos y se le pueden dar miles de elogios justificados y además muy plaudibles. La dirección de El Indio es excelsa, es fluida y está llena de dinamismo, no hay parte cuajada en toda la trama, con esta película Gabriel Figueroa firma sin lugar a dudas una de las fotografías más hermosas hechas en el cine mexicano (todo lo que compone la escena en la que José Juan entra por primera vez a la iglesia para ir a platicar con su amigo Rafaél para hablarle del amor que siente por la berrinchuda, irrespetuosa y hermosa Beatriz, es bellísima) la banda sonora, las actuaciones. Pero en este departamento precisamente es donde yo tengo cierto conflicto con la película y hace que al menos yo no la considere, a pesar de si ser de mis favoritas, no una de las mejores, y es que siente que el desarrollo de los personajes es muy pobre, hay muchas cosas en ellos, en su historia, que se sienten vacías, hay la sensación que falta algo, ya sea que no se nos dijo y que es importante, como si todo pasara muy rápido, a pesar del buen trabajo actoral, no hay una historia tan rica en ellos, y se prestaba para ello, por un tema tan propio en la filmografía de El Indio y que en otras películas lo desarrolla a mi parecer de maravilla, como en La Cucaracha, pero en esta no se siente tan completo esto, quizá por lo cercano que estaba el origen del acontecimiento.
Pero aunque se siente de esta manera la historia es tan rica y tan fuera del cliché, incluso en aquella época, y que quizá sea la razón principal por la cual muchos críticos extranjeros la consideran una de las mejores 15 películas de nuestro cine, es porque muestran a este hombre cruel, pero justo; fuerte, pero sensible, que al final no le importó verse humillado por declarar su amor y partir sin la mujer al que se lo profesaba, pero a un corazón noble de verdad siempre se le es correspondido, pues es justo en el último momento que Beatriz conoce el verdadero corazón del hombre que es José Juan, y el porque se unió a la revolución. También hay un tema que bien se podría desarrollar en debates y darle otras lecturas como lo es la relación entre José Juan y Rafaél.
Clásico de nuestro cine, imperdonable para quien no lo conoce, así como la gran mayoría de las películas que conforman la filmografía de El Indio, y sin duda alguna la madre del melodrama en nuestro país.